Pie plano en adultos: Cómo corregirlo y aliviar el dolor de forma efectiva

El pie plano en adultos es una condición que muchas personas notan recién cuando aparece el dolor o el cansancio al caminar. Aunque suele relacionarse con la infancia, también puede desarrollarse en la edad adulta por causas musculares, estructurales o incluso por el tipo de calzado. Lo importante es entender que, con un diagnóstico correcto y un tratamiento adecuado, sí es posible mejorar o incluso corregir el pie plano y recuperar una pisada funcional y sin dolor. A continuación, te explicaré en detalle cómo identificarlo, sus causas, tratamientos y qué puede pasar si no se atiende a tiempo.

¿Qué es el pie plano?

El pie plano es una alteración estructural del arco plantar en la que éste se encuentra disminuido o completamente colapsado, haciendo que la planta del pie apoye casi por completo en el suelo. En un pie normal, el arco plantar permite absorber el impacto al caminar o correr; en cambio, cuando el arco está reducido, la pisada pierde eficiencia y genera una distribución anómala de las cargas.

Existen diferentes tipos de pie plano, según su rigidez y la causa que lo origina. El pie plano flexible, por ejemplo, suele observarse en personas jóvenes y se corrige parcialmente al levantar el talón. En cambio, el pie plano rígido no cambia su forma, incluso al ponerse de puntillas, y puede ser consecuencia de una alteración ósea o articular. También se relaciona con el pie valgo, cuando el talón se desvía hacia adentro, o con el pie cavo, que representa el extremo opuesto: un arco plantar excesivamente alto.

Causas del pie plano en adultos y niños

En los niños, el pie plano suele tener una causa fisiológica. Hasta los 6 o 7 años, el arco plantar no está completamente formado, por lo que es normal observar una huella más plana. Sin embargo, cuando persiste más allá de esa edad o está acompañado de dolor, es necesario evaluarlo.

En los adultos, las causas pueden ser más complejas. Entre las más frecuentes se encuentran la debilidad del tendón tibial posterior, el sobrepeso, la artritis, las lesiones previas en el pie o el uso prolongado de calzado inadecuado. Además, los deportistas que someten sus pies a impactos repetitivos también pueden desarrollar un colapso progresivo del arco plantar. En mujeres, el embarazo y los cambios hormonales también pueden predisponer al pie plano.

¿Cómo se diagnostica el pie plano?

El diagnóstico del pie plano comienza con una evaluación clínica detallada. Observo la alineación del talón, el arco plantar, y la forma en que el paciente apoya el pie al caminar. También solicito estudios complementarios, como radiografías o estudios de la marcha, que permiten medir con precisión la altura del arco y la posición de los huesos del pie.

Una herramienta útil es la huella plantar, que permite comparar un pie plano y pie normal. En la huella del pie plano se observa casi toda la superficie apoyada, mientras que en la del pie normal el arco medial deja un espacio visible. Esta comparación es clave para determinar el grado de afectación y planificar el tratamiento más adecuado.

Si presentas alguno de estos síntomas, molestias o dolor puede ser que tengas pie plano, este es el momento ideal para consultar a un especialista. Agenda tu cita para una valoración especializada y un plan de tratamiento personalizado.

¿Cómo corregir el pie plano en adultos?

Corregir el pie plano en adultos depende de la causa y del grado de afectación. En los casos leves, el fortalecimiento muscular y el uso de plantillas personalizadas pueden mejorar significativamente el arco plantar y reducir el dolor. En mi experiencia clínica, los ejercicios para el tendón tibial posterior y la fascia plantar son los más efectivos, ya que ayudan a estabilizar la pisada.

El tratamiento también incluye la elección adecuada del calzado. Es fundamental que el zapato tenga buena sujeción del talón y un soporte firme en el arco. Evitar caminar descalzo en superficies duras y mantener un peso corporal saludable son hábitos que previenen la progresión del pie plano y alivian la sobrecarga en las articulaciones.

¿Cuál es el tratamiento más adecuado para el pie plano?

Tratamiento no quirúrgico

En la mayoría de los casos, el tratamiento no quirúrgico es suficiente. Este incluye fisioterapia, ejercicios de fortalecimiento, estiramientos y el uso de plantillas ortopédicas a medida. Los ejercicios más recomendados son los de equilibrio y los que implican levantar objetos con los dedos de los pies o caminar de puntillas.

También puede utilizarse la terapia manual para mejorar la movilidad del tobillo y reducir la tensión muscular. Los resultados suelen observarse entre 3 y 6 meses de tratamiento constante.

Tratamiento quirúrgico

El tratamiento quirúrgico se reserva para los casos severos o cuando el tratamiento conservador no da resultados. Existen varias técnicas, como la reconstrucción del tendón tibial posterior o la corrección ósea mediante osteotomía. El objetivo es restaurar la alineación del pie y devolverle su funcionalidad.
La cirugía del pie plano en adultos requiere un periodo de recuperación que puede variar entre 3 y 6 meses, dependiendo del procedimiento. Durante este tiempo, el paciente suele usar una bota ortopédica y realizar rehabilitación para recuperar fuerza y movilidad.

¿Qué pasa si no se corrige el pie plano?

Ignorar el pie plano puede tener consecuencias serias. Con el tiempo, la alteración en la pisada puede generar dolor en las rodillas, caderas e incluso en la espalda baja. Además, el pie puede deformarse más, provocando la aparición de juanetes, fascitis plantar o tendinitis crónica.

También es común que el pie plano progrese a un pie valgo, donde el talón se desvía hacia adentro y la articulación del tobillo se vuelve inestable. Esto no solo causa dolor, sino que limita la práctica deportiva y las actividades cotidianas. Por eso, cuanto antes se diagnostique y trate, mejores serán los resultados.

Preguntas frecuentes sobre el pie plano